El espíritu educereano
El espíritu educereano impregna a la persona cuando se deja afectar por el rostro sufriente de la otra persona, cuando las miradas doloridas se le clavan en la piel del alma y siente su tristeza como propia, en sus propias entrañas. Es todo lo contrario a la impasibilidad, la apatía, la indiferencia y la tibieza.
El espíritu educereano nos impulsa a estar vigilantes y dispuestos, con los ojos y los oídos siempre bien abiertos, para descubrir dónde se encuentran l@s empobrecid@s, rechazad@s y marginad@s por el sistema,para salir a su encuentro.
El espíritu educereano se enfrenta y denuncia a los distintos poderes económicos y políticos que excluyen y discriminan; y cuida de las víctimas, las consuela y reincorpora a la vida social, ofreciéndoles una nueva perspectiva a su vida, después de haber recuperado su dignidad.
El espíritu educereano no vive de certezas dogmáticas, sino de búsquedas a tientas, pero conjuntas, desde el desconcierto de sentirnos frágiles, vulnerables pero, a la vez, con el humilde convencimiento de tener un Espíritu, un aliento interior, que nos da fuerzas para enfrentar y sobreponernos a cualquier dificultad.
El espíritu educereano sabe que una persona tiene una capacidad limitada para aliviar tanto dolor, pero si muchas se unen, si se animan y abrazan, si se comprometen a liberar de la miseria, el odio, el racismo, tienen muchas más posibilidades de solucionar los problemas.
El espíritu educereano se deja acompañar muchos días por la tristeza, al no ver ningún resultaado, ni vislumbrar caminos ni soluciones para solventar las dificultades. Entonces las tardes se vuelven grises y hay que aceptarlas como compañeras, permanecer en silencio y respirar profundamente hasta que vaya pasando.
El espíritu educereano, a pesar de todo, no se deja vencer y saca del hondón interior resistencia y fortaleza para seguir caminando, compartiendo, abriendo la mente, el corazón y las manos, y tendiéndolas hahcia la otra persona que camina a nuestro lado.
El espíritu educereano es el compañero fiel de la esperanza. Pero una esperanza activa que ofrece ánimos y entusiasmo: construyendo alternativas para quien se encuentra sin empleo, dando alimentos a quien hoy carece de ellos, acogiendo e integrando a inmigrantes, sanando las heridas del odio y la violencia, ofreciendo casas para la gente sin hogar, luchando por la equidad de la mujer y respeto para las personas LGTBIQ+…
El espíritu educereano también sabe celebrar el gozo de la amistad, y la fraternidad, organizando encuentros y fiestas para dialogar, recargar las pilas y sentirnos unid@s.
Asì, comiendo y brindando, bailando y riendo, apreciamos la íntima satisfacción de sentirnos hermanados con quienes nos regalan el don gratuito de la confianza y la Vida compartida.